Ética promiscua

Acabo de terminar la lectura del que probablemente sea uno de los ensayos más lúcidos, y a la vez neutrales que he tengo la suerte de encontrar en los últimos años. Aunque pueda parecer un tema espinoso, enrevesado e incluso demasiado amplio, en el fondo no es más que una apología del placer y las relaciones humanas con la ética y el respeto por bandera, muy bien llevada, por cierto. No puedo disimular lo que me ha fascinado este libro, y es probablemente uno de los libros que más he subrayado del que más anotaciones he extraído. Por no destripar el libro, cuya lectura recomiendo encarecidamente, voy a poner solo tres  de los mejores extractos que he guardado:

Muchas personas creen, explícita o implícitamente, que nuestros recursos para el amor romántico, la intimidad y la conexión son finitos, que nunca hay suficiente para todo el mundo y que, si le das parte a una persona, debes estar quitándoselo a otra.

Probablemente te han enseñado a reservar el lenguaje del amor para cuando estás sintiendo una ternura y pasión abrumadoras, y sólo con las personas que se han comprometido enormemente contigo. En lugar de eso, te recomendamos aprender a reconocer y admitir todos los dulces sentimientos que hacen que la vida valga la pena incluso cuando no son de los que te noquean, y sobre todo, aprender a comunicar esos sentimientos a las peronas que los inspiran.

Uno de los retos que se encuentra el putón con ética es la insistencia de nuestra cultura en que, si algo «lo sabe todo el mundo», obviamente debe ser verdad. Te animamos a mirar con escepticismo cualquier frase que comience por «Todo el mundo sabe que…» o «El sentido común nos dice que…» o «Es sabido que…».

Suscribo el adjetivo neutral, en el sentido de que carece totalmente de sesgo a la hora de analizar las relaciones humanas, primero desde el punto de vista instintivo y antropológico, para acabar profundizando en la construcción social actual y de qué manera tan simple y a la vez despreciada se pueden reconciliar ambos puntos.

Una de tantas cosas que me gustan es que su enfoque no es de libro de autoayuda en plan «hazme caso, esto es lo que te conviene» sino un simple análisis lleno de reflexiones y muy bien estructurado sobre el cuestionamiento de la concepción del amor, el placer y las relaciones íntimas hoy en día, simplemente arrojando luz sobre un tema muy poco recurrido (muchas veces incluso esquivado) pero, y esto es lo que también me gusta, sin tratar de sentar cátedra ni proponer nada. Es por eso que este libro no está orientado necesariamente a un tipo de público concreto, tal y como bien reza su sinopsis, a pesar de lo que si título pueda dar a entender.

Para terminar, un artículo que también habla sobre este libro en bastante sintonía con mis impresiones.

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