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abril 2012

Una hoja menos, una planta más

kbeharensis

Una de las cosas que más me fascinan del mundo vegetal con respecto al animal es la increíble variedad de mecanismos de que disponen para reproducirse. Entre ellos, hay algunos que resultan sorprendentes incluso dentro del propio mundo vegetal.

Algunas plantas crasas (por ejemplo muchas pertenecientes a las crasuláceas) son capaces de reproducirse a partir de una hoja caída. La forma es simple: una hoja de desprende y al caer en la tierra, si su base está lo suficientemente cerca de la tierra (o incluso sólo la humedad), empieza a desarrollar raíces y un pequeño brote.

El caso de algunos kalanchoes como el K. beharensis de la foto es aún más curioso entre lo curioso, porque puede producir brotes nuevos con raíz a partir del nervio central de una hoja partida o fisurada, pudiendo esto suceder incluso cuando la hoja aún no se ha desprendido de la planta madre.

Un día de mucho viento la maceta de mi Kalanchoe beharensis volcó, y una semana más tarde encontré la mitad exterior de la hoja partida en el suelo, engendrando los pequeños «bebés» de planta de la foto, y me fue completamente imposible resistirme a plantarlos.

Querida Loreena

lmc

Debo reconocer que el inicio de la velada de tu concierto me provocó sentimientos encontrados, cuando comprobé algo sorprendido que tu discográfica (que además ahora es tuya en todos los sentidos) nos hacía firmar un contrato algo curioso sobre el uso de las imágenes, a los profesionales gráficos que acudimos a tu cita.

No fue una forma de comenzar típica, y me enfrió bastante, porque debes saber que fui a tu concierto con mucha ilusión. Ya nos vimos en el castillo de Lorca cuando nos visitaste en 2007 y tenía ganas de verte (y escucharte) ahora, con los varios alicientes que suponen la intimidad y buena acústica del Auditorio de Murcia.

Sin embargo, eres para mí una debilidad musical y lo sabes, al igual que también sabes que desde la primera canción me quitaste el morro torcido de la cara y me hiciste vibrar. Me diste lo que fui a buscar: un buen espectáculo con un montaje excelente y unos músicos superlativos; y pusiste repetidas veces a tu público en pie tocando casi todos tus clásicos. Y además, pude estar contigo en los camerinos al acabar el concierto y comprobé que además eras tan encantadora como siempre quise pensar.

Te diría que me enojó la excentricidad del contrato y que eché de menos que interpretaras Marco Polo (mi tema preferido), pero te lo diría con la boca pequeña porque el concierto de ayer fue el concierto de alguien muy grande, alguien como tú.

Elogio de la lentitud

elogiolentitud

A menudo se podría asociar un libro titulado así como una apología de la pereza o el desinterés, cuando en el fondo habla de cosas tan simples que con demasiada frecuencia se pasan por alto, sobre todo en la moderna civilización occidental. Realmente este libro no es una biblia ni una tabla de mandamientos, y mucho menos es un compendio de autoayuda de tintes místicos o new age. Realmente es un resumen de aspectos y temas en los que nuestra cada vez más acelerada vida y sociedad puede y debe reflexionar, una llamada de atención sobre la velocidad con que se hacen, piensan y sienten las cosas en este mundo donde parece que lo más importante es hacer más, llegar más rápido, comer en menos tiempo, hacer más cosas durante el día, etc, olvidando el punto de inflexión en el que la velocidad de nuestros hábitos cruza la línea que separa el disfrute de la vida de la esclavitud del tiempo.

Comienza hablando sobre hacerlo todo más rápido, la belleza de la lentitud y el movimiento slow. Todos los capítulos son monográficos, abarcando temas diferenciados como la comida, las ciudades, cuerpo y mente, medicina, sexo, trabajo, ocio, etc., y parten de un mismo eje, el de encontrar el equilibrio de la velocidad. Todo de una forma tan claramente ordenada y bien explicada que la mera lectura del libro parece ya invitar, antes de acabarlo, a vivir de una forma más desacelerada; incluso confieso sin rubor que me he tomado muchos meses para acabar de leerlo.

Lo cierto es que resulta completamente imprescindible para volver a descubrir las cosas realmente esenciales de la vida, y es que la obra va más allá de lo obvio y hace reflexionar a convencidos y escépticos.