Tenía pensado escribir esta entrada en los últimos días de 2019, y al final, unos meses después, ha acabado siendo el revulsivo que saque este blog del letargo en el que se encontraba sumido desde hacía tiempo.
Todos los años descubro nueva música a través de grupos que se convierten en habituales de mis listas de reproducción o canciones que, aunque de manera individual, se cuelan en mi música por derecho propio. Ya escribí en anteriores ocasiones sobre la música que descubrí en 2018, o una del mismo tipo en 2011, entre otras muchas ocasiones en las que he escrito sobre descubrimientos musicales.
En esta ocasión, he querido centrarme sobre todo en algunas canciones individuales que, más allá de considerarse nuevos descubrimientos, se han convertido en «pequeñas obesiones» que durante períodos de tiempo he escuchado de manera recurrente. De manera casual, han despuntado cuatro canciones, que representan por sí mismas las etapas vividas en los últimos cuatro intensos trimestres de mi vida.