Zim: organizando notas sin la nube

zim

Siempre he apreciado tener un programa sencillo y ágil que me permita organizar y manejar mis notas. Yo hago un uso intensivo de este sistema porque estoy constantemente anotando y organizando ideas.

Al comienzo usaba Tomboy, pero ha cambiado mucho en los últimos años y se me hace raro el manejo. Por si fuera poco, hace un tiempo dejó de funcionar, sencillamente no iniciaba. Probablemente el problema tenía solución, pero aproveché el obstáculo para buscar un nuevo programa que me permitiera poner en práctica una nueva idea.

Evernote es una aplicación fantástica, pero mi idea consistía en tener centralizadas todas mis notas allá donde fuera, pero no soy muy amigo de la nube y quería almacenarlas en un pendrive cifrado que siempre llevo encima. Zim es un programa sencillo y ligero que me permite esto. Puedo tener todas las notas organizadas y centralizadas, usar funciones de formateado básico y realizar búsquedas. Todo ello almacenado en la carpeta que yo decida, y que ya me encargo por otro lado de sincronizar con rsync cada vez que llego a casa.

Uno de mis lithops florece por primera vez

lithops

Mientras en mi terraza con macetas (a la que me gusta llamar mi jardín) la mayoría de los ejemplares florecieron durante la primavera y algunos otros rezagados durante el verano, una de mis parejas de lithops me sorprende con una repentina floración otoñal.

Los lithops se conocen vulgarmente como ‘plantas-piedra’, y tengo tres especies. No es mi género predilecto pero siempre me ha gustado tener al menos un ejemplar en mi jardín. Esta anécdota además es una pequeña historia de éxito porque además de nunca haber sabido mantenerlos durante mucho tiempo, menos aún había visto una floración de uno de mis ejemplares.

Así que ahí está, diminuta, como la planta de la que procede, con un intenso color amarillo y abriendo sus pétalos cada mañana durante ya casi una semana. Merecía la pena pararse a contarlo.

Renderizando básico de ‘wireframes’ en Blender

Wireframe Blender

Trabajando con Blender, resulta bastante sencillo realizar renders de tipo alambre o ‘wireframe’. Este tipo de renders son bastante útiles para mostrar, por ejemplo, el trabajo interno que puede llevar un trabajo final, o para mostrar parte del proceso de una escena.

Normalmente me gusta usar mi blog como libreta de apuntes, así que aquí queda documentada una manera de conseguir este tipo de renders con el motor interno de Blender (ojo, no para Cycles).

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Seis años de pedal y asfalto

biciatascos

Parece mentira cómo transcurre el tiempo. Según se mire, seis años es mucho y poco a la vez.

Puede ser mucho porque son más de 70 meses haciendo, con sus más y sus menos, unos 80km a la semana, o poco porque estoy tan acostumbrado que siento que llevara casi toda la vida haciéndolo (y en cierto modo así es) y apenas recuerdo cómo resolvía mis desplazamientos medios y cortos antes de decidir empuñar el manillar en serio.

Para ser franco, ahora mismo me resultaría muy difícil volver atrás. Tanto que cualquier aspecto presente en mi vida (vivienda, trabajo, quehaceres…) se vuelve más difícil y dura si obstaculizara el empleo del que para mí es el medio de transporte perfecto.

Divirtiéndome creando imágenes publicitarias con Blender

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Tratando de trabajar un poco más la imagen publicitaria con Blender, he tenido la inspiración de crear un falso anuncio comercial de una marca de refrescos. El ejercicio además es doble porque vuelvo a desempolvar un Inkscape que hacía mucho tiempo que no usaba, para el rediseño de una etiqueta alternativa, y trabajo con Blender para el modelado y la representación y aprendo nuevas técnicas.

Por ejemplo, es la primera vez que voy a trabajar de forma seria y consciente con el displacement, el sistema de partículas y el simulador de fluidos. Estas dos últimas cosas aún no están aplicadas en el render que muestro en la imagen, pero ayudarán a mejorar bastante el resultado, pues aunque no tiene mal aspecto, aspiro a perfeccionarlo bastante. Pese a como se muestre la imagen del render, el trabajo y el resultado aún está en pañales.

Una hoja menos, una planta más, 18 meses después

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Hace más o menos año y medio, escribía sobre cómo estaba gestando una nueva planta de Kalanchoe beharensis desde de una hoja partida.

Su protagonismo hoy es doble, en primer lugar por ser protagonista de esta interesante historia de reproducción, y en segundo lugar, por tratarse además de una de las especies de mi jardín a las que más cariño tengo. Su ‘padre’ es un majestuoso ejemplar de K. beharensis que supera el metro de altura y ya porta en su parte más alta unas enormes y afelpadas hojas, y es uno de los orgullos de mi terraza.

El aspecto del ‘hijo’ dieciocho meses después es el que muestra la imagen, un bonito ejemplar cuyas hojas empiezan a abandonar la tonalidad oscura y forma redondeada característica de los recién nacidos, para adquirir la forma triangulada y grisácea de los ejemplares desarrollados.

Mi nuevo servidor doméstico: Quetzal 5

quetzal5

Ya he acabado de acomodar y poner a punto el hardware en su emplazamiento definitivo de Quetzal 5, mi nuevo servidor doméstico. Se trata de un Ikea PS que hace las veces de mueble de TV (que reposa encima). En el frontal por discreción, he conservado su aspecto original, y en la trasera, he cortado aperturas para cuatro ventiladores, la salida trasera de la placa base, y para la fuente de alimentación. La bandeja interior también está modificada para albergar cuatro interruptores (para apagar ventiladores en invierno), un regulador de potencia (para regular los ventiladores) y los leds de la placa base, que se quedan en el interior.

Cumple algunas funciones que ya cumplía su antecesor, como servir de ordenador de salón o HTPC o servidor de archivos para sincronizar copias de seguridad. Además, ahora también funcionará como servidor de vigilancia gracias a Motion, conectado a 4 cámaras IP y una webcam y dispone de una partición exclusiva para jugar bajo Windows al mejor juego de la historia: Worms.

También dispone de un interruptor externo con llave que servirá para activar o desactivar el servidor de vigilancia. Al ser, en el fondo, un armario también sirve para guardar el ratón y el teclado mientras no se usa.

Transiciones de texto con Blender

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Experimentando con sencillos movimientos de objetos y luces he creado una modesta transición de texto que trata de emular, por ejemplo, las que se usan como entrada de sección de un programa de TV.

Además, me ha servido para usar en un nivel básico las F-Curves para cambiar la aceleración y ralentización de las letras y para usar por primera vez la animación de nodos para animar el destello. El experimento no quedó del todo mal y he decidido hacer una versión ‘oficial’ para añadir al portafolio.

Aquí se puede ver el vídeo final en Vimeo.

Me encanta Granada

panoramica_granada

Adoro Granada. En todos los sentidos. Es una ciudad a la que siempre quiero volver, y de la que nunca me empacho. En ocasiones he fantaseado con vivir en ese lugar, pero en la fantasía o en la realidad, esa ciudad siempre está en mi mente. Nada que añadir.

Dejándome empapar a pedales

lluviaza

Ayer al salir del trabajo por la noche (sí, por la noche) me encontré con una típica tormenta de final de verano, con sus truenos, sus relámpagos y toda la parafernalia meteorológica que la acompaña.

Se puede decir que mi relación con la lluvia sobre la bici es una mezcla de amor-odio. Por una parte están las salpicaduras, el agobio del chubasquero y la incomodidad de manejar la bicicleta en unas condiciones complicadas. Por otro lado está la sensación de libertad, la agilidad, la superioridad frente a las cuatro ruedas, e incluso el júbilo si uno aprende a divertirse en vez de empeñarse en luchar y quejarse (la naturaleza no es el enemigo).

Siempre llevo en la maleta de la bici un chubasquero para estas ocasiones pero como aún es verano y a pesar de la tormenta, no hace frío por estas latitudes, decidí por una vez no usarlo y fundirme completamente con la lluvia. Aunque sé que es una pequeña locura inasequible al día a día, asumí el empapamiento y decidí no huir del agua por una vez, sino disfrutar de ella.

Nada más salir, guardé todas las cosas que suelo llevar en los bolsillos como el teléfono móvil y las llaves en mi maleta estanca, y me eché a la calle a disfrutar de cada kilómetro hasta mi casa, a sabiendas de que al llegar a ella me esperaba un buena ducha y un cambio completo de ropa. Creedme, es una sensación de la que se aprende mucho, y que recomiendo experimentar cada cierto tiempo, como ejercicio para recordar quiénes somos y dónde nos encontramos.