Mi relación con el movimiento de la masa crítica en las ciudades viene de bastante lejos, comenzando en mi ciudad natal, Murcia, hace quince años, continuando con la masa crítica nacional de Madrid en 2009 y atravesando diversos momentos con diferente implicación.
Uno de los puntos de mi lista al aterrizar en la ciudad de Málaga era tomar el pulso al movimiento ciclista, aunque no me guste esa palabra y comprobar de qué distintas maneras se estaba potenciando la movilidad sostenible en la ciudad desde las bases. Mi primera experiencia fue el pasado mes de abril, pero no tomé fotos, así que no podía dejar pasar esta segunda ocasión para fotografiar y comentar un tema que me interesa mucho.
Volver a tomar parte en una masa crítica después de tantos años me ha hecho recordar viejos y buenos tiempos, y me ha hecho sentirme un poco más parte de esta aún nueva ciudad que ahora me acoge. Y es que me parece crucial implicarse en esta y otras iniciativas, especialmente en ciudades como Málaga, que aún están en vías de desarrollo de normalización del uso de la bici.
La masa crítica de Málaga es un encuentro no organizado de usuarios de la bicicleta que se celebra el último viernes de cada mes, a las 20 horas, en la plaza de la Marina.