Nadie puede negar la belleza de un amanecer y el romanticismo implícito a muchos niveles. Siendo algo tan sencillo, ver amanecer es algo que tenía ganas de experimentar desde hace mucho tiempo, pero que he postergado desde siempre. La aversión a madrugar era un gran escollo, pero no menos importante que un ritmo de vida que rara vez deja espacio para placeres simples y terrenales como este.
Si hay un momento para conectar con este tipo de experiencias, es este presente tan raro que estamos viviendo, cada uno a su manera, así que un día decidí preparar la mochila con algo de desayuno y el equipo fotográfico para el día siguiente. La intención era levantarme lo suficientemente temprano para estar allí arriba antes de que amaneciera.