Este es el estuche que he usado en mi vida escolar desde los 11 a los 17 años. Está desgastado, abollado y oxidado, pero es uno de los recuerdos a los que más cariño tengo, no solamente por la concentración de elementos personales que alberga, sino porque es uno de los iconos que conservo de mi incipiente pasión por el diseño gráfico.
A priori, era un simple estuche metálico con diseños de la película Casper, pero con los años acabó acumulando un encanto especial por la cantidad de modificaciones que le hice. La totalidad de la superficie está grabada con la punta metálica de un portaminas, el envés de la tapa tenía un panel diseñado por mí con el horario de clases y el calendario vigente, y el resto del interior estaba tapizado de manera rudimentaria con terciopelo de recortes.
Algunas ventajas de tener una tapicería junto a casa son que tenía una gran variedad de retales de diferentes telas con los que jugar, así que, usando las tijeras con más ilusión que habilidad, pude forrar la parte interior de la base con el terciopelo sobrante de los asientos de un autobús. A pesar de lo que pueda parecer, la intención inicial no era estética sino práctica, pues con ese forro de terciopelo quería amortiguar el ruido que hacían los lápices y bolígrafos en el interior del estuche, aunque el resultado acabó teniendo cierto encanto, salvando la rudimentaria manera de llevarlo a cabo.
La pegatina del envés de la tapa estaba diseñada con Corel DRAW, que es el programa con el que comencé a diseñar, todavía en Windows, y era un elemento al que le ponía mucho cariño y en el que me gustaba recrearme, que incluía el horario de clases y el calendario vigente. Cada año hacía un diseño distinto, aunque solo conservo los diseños de los cursos 1999/2000 y 2000/2001.
A lo largo de los años fui realizando los grabados que cubren toda la parte exterior del estuche. Al principio, me limitaba a grabar el contorno de las ilustraciones de la tapa, pero con el tiempo acabé grabando todo tipo de cosas, hasta ocupar todo el espacio, sobre todo palabras y frases.
La ornitología fue una pasión que ocupó gran parte de ese período de tiempo, así que muchos de los grabados son nombres científicos de aves, como Asio otus (búho chico) o Vultur gryphus (cóndor andino) que aparecen en el detalle del lateral. También grabé nombres de frutas y algunas frases célebres. En este detalle se puede leer una frase de Friedrich Gauss, que dice «Verdaderamente, lo que más placer proporciona no es el saber, sino el estudiar; no la posesión, sino la conquista; no el estar aquí, sino el llegar allá» con una letra tan pequeña que hoy en día me sigue sorprendiendo la precisión con la que usaba la punta de un simple portaminas.
En definitiva, si bien cada vez soy más minimalista con las posesiones, estoy contento de haber sido capaz de conservar este tipo de patrimonio personal, ya no solo por el valor sentimental, sino por la cantidad de historias que caben en un objeto tan pequeño.
4 Comments
Qué estupendo recuerdo. Mi estuche metálico del Gato Felix acabó más o menos asi de abollado :)
¡Sus abollamientos y marcas de envejecimiento forman parte del encanto, sin duda!
CorelDRAW! Era mi programa favorito para “diseñar” cosas, lo usaba para todo: hasta para escribir como si fuera un Word jajaj, estaba loco por ese programa.
Que lindo que conserves ese estuche :D
Es que es mítico, yo incluso empecé antes con vectores que con programas tipo Photoshop, y me costó cambiar el chip. Yo también lo usaba para cosas de lo más variado, nostalgia!