Por lo repentino que fue el cambio en su momento, usar un escritorio elevado podría haber supuesto una moda pasajera en mi estilo de vida, pero finalmente no ha sido así, y pasados dos años sigue siendo mi única opción.
Descubrí esta nueva alternativa al escritorio tradicional de la mano de un artículo del blog Faircompanies, que cambió mi paradigma sobre este tema. Las motivaciones siguen siendo más o menos las mismas: el cuerpo humano no está «diseñado» para estar tanto tiempo sentado, y el sedentarismo del estilo de vida contemporáneo es contraproducente en cualquier sentido que se mire, por resumirlo en un par de conceptos clave. Los beneficios que obtengo son diversos: