Un paseo no planeado por el margen del canal del Reguerón me inspiró para retomar mi sección de historias de la huerta, sobre todo al calor de la preocupación que siento por la huerta de Murcia, constantemente amenazada, y actualmente aún más, por los gobiernos municipal y autonómico.
El camino está mucho más cubierto de vegetación que la última vez que paseé por esta zona, tanto que apenas queda un pequeño hilillo de tierra por el que guiar las ruedas de mi bici, y con tanta y tan salvaje vegetación alrededor, que mis guantes y rodillas acabaron manchadas de verde.
En esta ocasión, el paseo fue mucho más lento de lo acostumbrado, incluso para ser ocioso, pues el leitmotiv de mi cabeza era un constante ¿durante cuánto tiempo podré seguir disfrutando de este paisaje antes de que acaben con él?