No he hablado tanto como tenía previsto de mi servidor casero pero al final lo terminé el mes pasado, antes de acabar el año y tenía pendiente al menos una presentación en sociedad. Se sigue llamando Quetzal y ésta sería la tercera generación/versión. Cumple las funciones de almacenamiento espejo de archivos para sincronizar copias de seguridad, servidor de vigilancia física (con circuito cerrado de cámaras), y HTPC conectado a la TV (centro multimedia) como tareas principales.
Está montado en uno de los módulos de un armario metálico que he montado de forma más o menos casera apilando y fijando entre sí cuatro muebles IKEA PS (los tres últimos niveles sin patas). Tiene aberturas traseras para el reverso del chasis ATX y cuatro ventiladores (2 introduciendo aire y 2 expulsando) que se regulan y/o apagan indistintamente con un rehobus y cuatro interruptores. El chasis -que soporta la placa-, la fuente de alimentación y el disco duro descansan sobre la base. En la bandeja intermedia del módulo están los cuatro interruptores de los ventiladores, el rehobus, el botón de encendido, el relé USB, el módem GSM y un relé inalámbrico.
En la foto aún no se ve un LCD gráfico Alphacool que uso para mostrar información diversa como todo tipo de temperaturas, el espacio en los discos, la memoria, la carga del sistema, etc…
Me gusta ésta nueva forma de tener instalado el servidor casero porque resulta muy discreto, integrado dentro de un mueble en armonía con la decoración. Desde fuera sólo se deja apreciar por los dos led que asoman en lo alto del armario para indicar encendido y actividad en disco duro; incluso el LCD monitorizador queda dentro ya que su consulta es esporádica. Además las puertas tienen cerradura (pronto cambiaré las que vienen de serie de IKEA, que son todas idénticas desde hace años) y todo el hardware queda dentro, incluído el botón de encendido así que queda bastante protegido de intentos de manipulación.
En definitiva todo un diamante en bruto cuyas últimas funciones acabaré de configurar muy pronto para deleitarme con su funcionamiento diario.