Ya han pasado algo más de dos meses desde que planté los cuatro esquejes de Portulacaria afra que pretendía que fueran pequeños bonsáis con el transcurso de los años. Intenté arriesgarme con tallos bastante desarrollados para ahorrar tiempo en la formacion del bonsái y al final, pasados setenta días, parece que dos de ellos (en la foto) están en proceso de salir adelante.
El primer esqueje en fracasar fue el pequeño de la variegada, que perdió todas sus hojas al mes y desistí de seguir porque su hermano mayor estaba en mejor estado. El segundo fue el pequeño de hoja verde porque se encontraba sensiblemente más deteriorado que el mayor, y tras dos meses lo saqué de la tierra para que me sirviera de referencia sobre las raíces que podía haber gestado el otro. Finalmente comprobé que sí sacó raíces aunque extremadamente pequeñas (apenas 1mm de largo).
Eso me sirvió para saber que muy probablemente los dos esquejes con los que me he quedado sí tengan raíces, y pese a lo deteriorados que se ven, sólo basta con que sobrevivan al invierno (actualmente exterior, techo y semisombra) y empiecen a despertar con los primeros amagos de la primavera murciana a finales de febrero.