Alguna vez de cuando en cuando me he llegado a plantear por qué me hace tener cierto número lectores constantes (que tampoco es una cifra importante) siendo tan trivial la temática de mi blog. De acuerdo, es un blog personal donde hablo casi siempre de las tres o cuatro cosas que más me interesan: generalmente fotografia, bicicletas, software libre y algo de opinión.
Con lo cual, alguien interesado en la fotografía no creo que lea de forma constante mi blog porque la temática está «contaminada» por el resto de contenidos y así con el resto de temas. Así que lo lógico es pensar que normalmente atraigo a lectores a los que les interesen casualmente las tres o cuatro cosas sobre las que más escribo, o que simplemente albergan cierta simpatía por mi forma de publicar.
Hace poco he descubierto dos blogs diferentes que me han hecho plantearme que sí merece la pena ceñirse a los temas que más interesan al autor, porque a veces puedes dar de lleno en un lector y ganártelo con creces.
El primer blog que descubrí en este sentido es el de Moisés Gallego (Fotux) que dice hablar sobre fotografía y software libre, una combinación un tanto anómala con la que me identifico plenamente. El segundo blog lo he descubierto hace unos días, y es el de Russ Roca (Eco-friendly bycicling photographer) un buen fotógrafo que también ama la bicicleta y comparte mis vicisitudes sobre almacenar el equipo fotográfico en la bicicleta, con preferencia sobre los accesorios Ortlieb como yo.
Y son esas coincidencias las que hacen que siga pensando que merece la pena tener un blog personal con una temática poco especializada. Porque más de una vez me he planteado convertir Giingo en un fotolog, o hablar sólo de ciclismo urbano, o exclusivamente de Linux y software libre. Pero siempre acabo pensando, entonces… ¿qué tendría mi blog de especial?. Supongo que por ello existen los blogs personales, porque son como una proyección de nosotros mismos, y que, de una manera u otra es lo que hace atraer a determinadas personas a leerte. De hecho, es un fenómeno muy parecido a la forma en la que se atraen amigos en las relaciones diarias: tu círculo de amigos tiene mucho que ver con lo que tú proyectas.