Si, esos circulitos que proliferan en muchas ciudades de España, unas veces cuellos de botella, otras veces salvadores cambios de sentido, pero siempre punto de discordia entre las distintas especies de la jungla del asfalto. En este caso el comportamiento más llamativo lo reproduce en especial una especie concreta. Con el permiso de Pere Navarro me he tomado la licencia de bautizar una nueva especie: el Todorectus yonomirus.
Hay que llevar mucho cuidado porque aunque existen distintas razas dentro de la misma especie (T. f. despistadae, T. f. kamikaze, T. f. sinintermitentus, etc…) todas comparten un mismo patrón etológico: cruzan las redondas en la más absoluta línea recta. Existen algunas pequeñas variaciones ya que según el tamaño de la redonda y sus carriles de entrada y salida, la trayectoria puede curvarse ligeramente en la medida que el bordillo interior de la redonda impida mantener la rectitud.
Algunos estudios científicos intentan esclarecer si este fenómeno se debe a la relativamente reciente incorporación de las redondas en masa al sistema urbano de España que provocan este tipo de conductas en una especie nativa inadaptada a las nuevas condiciones del terreno, pero una vez más, si el señor Navarro me lo permite, me tomaré la licencia de sacar mi propia conclusión: yo creo que la principal causa (sin detrimento de otras) es simple y llanamente la estupidez.