La senda que comencé a transitar el año pasado por la parte más física y tangible del diseño me llevó a explorar, como nunca antes, el mundo de los materiales, y especialmente el de la madera. Dentro de lo físico, me he sentido atraído por las virtudes de lo natural y orgánico, no solamente en cuanto a la materia prima en sí misma sino también en cuanto al diseño cuando ayuda a generar colores, formas y texturas cercanas a la naturaleza.
Es por eso que estoy diseñando mi escritorio y espacio de trabajo con estas premisas en cuanto a materiales (madera, corcho, filamento con fibras de madera, etc.) y formas que huyen de las aristas marcadas, los ángulos de 90º y las líneas rectas.
Y en medio de todo esto, la madera está teniendo sin duda un papel protagonista. No es que me vaya a reconvertir profesionalmente en carpintero, pero me interesa mucho profundizar en todas las técnicas de trabajo con madera que me lleven a lograr esos colores, texturas y formas que me hacen sentir bien porque conectan con mi cerebro primitivo y me acercan al entorno natural, especialmente en ámbitos donde predomina la tecnología, por eso un escritorio con su PC y sus dispositivos asociados, me parece un reto para llevar a cabo esta nueva aventura.