Si hay una impronta por la que recordar mi año 2024 a nivel personal, es un viraje progresivo y no planificado hacia las cosas tangibles, los elementos del mundo real, por así decirlo. Durante una larga época, lo digital dominaba muchas de mis facetas y ocupaciones, desde la fotografía, mis cortometrajes animados, la lectura e incluso este mismo blog sin ir más lejos.
Conservo intacta una de mis grandes pasiones, que es diseñar y crear, pero esta energía se ha transformado para atravesar la pantalla y materializarse en algo que poder tocar. Uno de mis primeros pasos fue poner un pie en la impresión 3D, lo que desencadenó casi infinitas posibilidades de creación que aún estoy descubriendo. El siguiente paso fue comenzar a crear con corte y grabado láser, lo que por sí mismo ya añadió más posibilidades, pero sumado a la impresión 3D, las multiplicó aún más. Esto, sumado a mis conocimientos de diseño y electrónica, abrieron la puerta a varios proyectos en los que me entusiasma, encabezados sin duda por mi nuevo escritorio, un meta-proyecto que espero terminar en la primera mitad de 2025.
En otro plano diferente, este año he vuelto a leer en papel, de forma definitiva. Sobre las razones que me llevaron a este cambio hablé hace unos meses por aquí y, acabando el año, me ratifico mi decisión, pues estoy disfrutando más de la lectura, que, más allá del disfrute, es uno de los varios hábitos de equilibrio emocional que quiero seguir consolidando en 2025.
La fotografía con película (no me gusta llamarla analógica, pero digámoslo así si lo prefieres), también apareció a lo largo de este año, restaurando mi vínculo con la fotografía y creando de nuevo un espacio donde disfruto con ella. Me hice con una preciosa Nikon F601 con la que disparé mi primer carrete en un par de décadas. Sobre esto no he hablado por aquí pero quiero hacerlo pronto, porque creo que es un tema sobre lo que merece la pena escribir aparte.
Por último y probablemente en el plano más personal, está el journaling. No me gusta abusar de los términos en inglés pero creo que es el término más preciso que conozco para denominar a un hábito que no es ni el diario personal de mi adolescencia, ni un registro de actividad. Es algo que se sitúa más cerca de una tarea de balanceo emocional que de un hobby. Aún no es un hábito totalmente consolidado pero espero que cobre la importancia que merece en este año que entra.
Podría mencionar más cambios, como un pequeño flirteo con la carpintería a pequeña escala, en parte derivado de trabajar la madera con el láser, y otros que van más allá de lo personal, pero vamos a descubrirlo poco a poco en este año que entra.