La única ventaja de una bicicleta plegable es, que es plegable

Mi antigua bici Tern, con todas las adaptaciones que le practiqué

Comencé a usar este tipo de bicicleta por un cambio de trabajo (y de oficina) que hizo a priori incompatible acceder a las instalaciones con mi bicicleta habitual, como siempre lo había hecho hasta ahora, y esta ha sido mi opinión desde el día cero, hasta la última pedalada que di subido a ella.

Tras medio año sucedieron dos acontecimientos: la posibilidad de acudir a la oficina con una bicicleta «estándar», y la rotura de la cadena de mi bici plegable. Quise considerar este último acontecimiento como una señal divina para reencontrarme con el idilio de mi bici de toda la vida.

Mi experiencia al cambiar a una bicicleta plegable

Como he comenzado diciendo, mi cambio fue una mera adaptación a un cambio de circunstancias; prioricé seguir yendo en bici a trabajar, antes que no ir en bici por no poder usar mi bicicleta habitual. Así que, una vez asumida esa premisa, me concentré en elegir una plegable que amortiguara lo máximo posible esa transición.

La elección

La elegida fue una Tern Link D8. Ésta ha resultado ser mi marca preferida de bicicletas plegables, y ese modelo, el que mejor relación calidad/precio me pareció que ofrecía a mi caso particular. Aun así, compré una unidad de exposición con una rebaja de unos 200€, e incluso en estas circunstancias, me acabó costando más del doble de lo que me costó mi Conor AFX 8500 de serie hace 13 años. Y es que el principal punto llamativo es que una bicicleta plegable, a igualdad de prestaciones y calidad, cuesta por defecto mucho más que una bicicleta «estándar», de hecho fácilmente el doble o más.

La adaptación

Tras años de experiencia moviéndome en bici por la ciudad, mi bicicleta estaba adaptada como un guante a todas mis necesidades. Cambiar a otra bicicleta estándar no habría supuesto más que cambiar los accesorios de una bici a otra y algunos ajustes menores, pero adaptar esta nueva bicicleta a mis necesidades no estuvo exenta de desafíos.

Cierres de ruedas

Uno de los mayores quebraderos de cabeza fue cambiar los cierres de las ruedas, que de serie se abren con la mano, por unos antirrobo, que necesitan una llave especial. Pues bien, la rueda delantera usa un eje mucho más estrecho que el estándar, y no encontré en absolutamente ningún sitio un cierre para sustituirlo. Ya ni exigía que fuera antirrobo, es que no lo encontré ni con cierre de tuerca. Mi conclusión categórica fue que Tern no fabric bicicletas para ser aparcadas.

Comparación del cierre original (abajo) y un cierre antirrobo de ancho estándar (arriba).

Así las cosas, no tuve mayor problema para instalar los cierres de la rueda trasera y la abrazadera de la tija, pero para la rueda delantera finalmente tuve que recurrir a una «chapuza», que es usar el cierre de ancho estándar con una tuerca espaciadora, que por suerte tenía de un proyecto anterior. Una solución poco elegante, pero segura y sin necesidad de modificar piezas.

Resultado del apaño para poder usar un cierre de ancho estándar.

Portaequipajes y carga

El siguiente quebradero de cabeza llegó cuanto intenté usar alforjas laterales en el portaequipajes que lleva de serie.

Portaequipajes de serie de la Tern Link D8

El problema radica en que no tiene respaldos para evitar que las alforjas toquen con la rueda. Así que la consecuencia fue que en la primera ocasión que monté mis alforjas con cierto nivel de carga, éstas rozaban la rueda trasera, a pesar incluso de que el interior es semirrígido.

Alforjas rozando la rueda trasera.

La solución fue cambiar el portaequipajes por otro de Tern que sí incluía esos respaldos, y eso que en parte elegí este modelo por llevar portaequipajes de serie.

Nuevo portaequipajes con respaldos laterales.

Estos nuevos respaldos laterales solucionaron el problema del roce de las alforjas, aunque crearon otro nuevo problema debido al grosor absurdo de la corona, que hacía que ya no valieran los enganches. Por suerte lo solucioné gracias a un accesorio que incluyen las maletas de Ortlieb.

Resto de adaptaciones

Por suerte, el resto de adaptaciones requirieron menores dolores de cabeza:

Cambié los pedales plegables de plástico por otros rígidos de acero, no solo por ser más resistentes, sino porque los de serie no permitían instalarle calapiés.

Instalarle un espejo lateral requirió algo de bricolaje, ya que los puños que lleva de serie cubren también el extremo, así que tuve que cortar parte de la goma para poder instalar la abrazadera del espejo.

Aunque interesante técnicamente, el sistema de ajuste de altura roba un espacio valioso para instalar accesorios. Pese a eso, logré instalar el timbre, el cuentakilómetros, las luces delanteras y el soporte para smartphone.

Conclusiones

Aparte de la dificultad de adaptarla a mi uso personal, otros inconvenientes se derivan del mero concepto de bicicleta plegable por diseño, como el hecho de montar ruedas pequeñas; sé que no puede ser de otra forma (y mi Tern al menos montaba 20», y no 16») pero hace más incómodo pasar por baches e imperfecciones, y más difícil girar a cierta velocidad.

Otros inconvenientes son más discutibles, como el hecho de llevar cambiadores de marchas de puño en lugar de unos de palanca. No solo me resulta más incómodo sino también más inseguro, al ser más difícil reducir las marchas y frenar la rueda trasera al mismo tiempo. Con un cambio de palancas se puede reducir la marcha usando solo un dedo mientras se frena con el resto de dedos, pero con un cambio «de puño» es mucho más incómodo frenar mientras se necesita girar la muñeca para cambiar de marcha.

Por último, echo de menos la combinación de plato y piñones de una bici como la que he usado siempre. Mi Tern tenía un solo plato para ocho piñones, que parece ser algo normal en bicicletas plegables. En principio funcionaba bastante bien con cuestas moderadas y permitía bastante velocidad en llano, pero no estoy seguro de que sea bueno a largo plazo para la cadena la torsión de cambiar entre 8 piñones desde un mismo plato. Esa es, de hecho, la razón por la que creo que se me salía la cadena con tanta frecuencia, cuando en la otra bici era más bien anecdótico.

Por supuesto también tenía muchas cosas buenas. Seguiría siendo mi marca de preferencia si tuviera que volver a comprar una bicicleta plegable, y sus acabados de construcción y sistema de plegado son excelentes, pero al final, bajo mi experiencia personal, creo que este tipo de bicicletas están diseñadas para un fin muy concreto: plegable y fácil de transportar (por tamaño y peso) pero más allá de eso, mi conclusión es hoy por hoy, que la única ventaja de una bicicleta plegable, es que es plegable.

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