Hace poco me sorprendí recordando una entrada que escribí hace seis años sobre mi familia de haworthias, para la cual hice una galería fotográfica. Pensé con melancolía que algunas de ellas ya no están conmigo a causa de enfermedades o plagas (los dos últimos años han sido especialmente malos) y celebré con satisfacción que algunas supervivientes aún permanecen, de las cuales algunas llevan más de diez años conmigo.
Dado que Adromischus es mi segundo género favorito, ellos también merecen sus cinco minutos de gloria en este rincón desde el que quedarán todos inmortalizados para siempre, ya que además, casualmente están en todo su esplendor, floreciendo casi todos ellos.