Hace mucho tiempo que me apetecía escribir sobre este tema. Es cierto lo mucho que sorprende alcanzar una edad, y darse cuenta de lo diferente que es una infancia hoy en día, a la infancia que tuvo uno. Estoy hablando de Pequeño País, el suplemento juvenil que daba color cada domingo a mis años de infancia e incipiente juventud.
Cuando hablo de lo diferentes que encuentro ahora las cosas, lo digo en el sentido de los temas, el tipo de personajes, la profundidad de los mensajes, la clase de reclamos y coleccionables y un sinfín de cosas que me hacen recordar que hubo un tiempo en que existía un entretenimiento de calidad para los más pequeños, divertido y a la vez insospechadamente enriquecedor y en muchas ocasiones incluso educativo. Son cosas de las que solamente me he dado cuenta al echar la vista atrás, y verlo todo con distancia.