No es ningún secreto la pasión que tengo por las plantas suculentas, y en especial a tres géneros, que son Haworthia, Adromischus y Kalanchoe. De estos últimos me encantan las especies grandes como el K. beharensis o en este caso el K. orgyalis, que todavía no había presentado aquí.
El de la foto es un ejemplar que reproduje a partir de otro más grande, pero que actualmente no es tan bonito porque tuve que cortarle varios tallos centrales tras una helada. Es una especie poco común en la zona donde vivo, pero se adapta muy bien, y sus hojas duras y bicolor (ocre en el haz y verde grisáceo en el envés) le dan una personalidad especial, sobre todo cuando alcanza cierto porte.