Pensar o vivir fuera de la caja, cambio de paradigmas

 

flowercillaPensar fuera de la caja es una traducción literal de la expresión en inglés «think outside the box», que es una metáfora que significa pensar diferente, de manera no convencional o desde una nueva perspectiva. Y este post trata de precisamente de las inspiraciones más importantes que he encontrado al respecto durante el último año. No obstante, los últimos doce meses, por alguna razón, han sido enormemente fructíferos para mí a nivel de lecturas, recopilación de ideas y descubrimientos audiovisuales, y que creo que merecía mucho la pena expresar los que me han parecido más importantes.

Siempre he tenido una personalidad muy polarizada. Esto es, atesoro con facilidad rasgos de estereotipos que muchas veces son casi opuestos. Por usar un ejemplo de dominio público, yo soy un gran apasionado de la vida digital, casi todo el día me encuentro mirando una pantalla, y mi vocación creativa y profesional me lleva a «oficios del siglo XXI» como la animación 3d y el modelado digital. Todo, en cualquier caso, pasa por un ordenador u otro tipo de aparato electrónico. Sin embargo, y sin el mínimo detrimento de lo anterior, soy un amante incondicional de la naturaleza en su significado más puro, y de la vida lenta y sencilla, una persona que se plantea constantemente cómo y por qué está viviendo. No puedo vivir sin naturaleza, ella me equilibra, y mi vida en la ciudad la canalizo a través de mi jardín. Todo, absolutamente todo, tiene que tener un sentido.

rodandoSin duda la piedra angular para mí fue el documental STOP! Rodando el cambio. Es una parada obligada para cualquier persona con mínimas inquietudes y un sentido crítico lo suficientemente afinado como para sospechar que existe más de una manera de vivir y pensar, aparte de la que se considera establecida en el ‘mundo civilizado actual’. El equipo viajó durante un mes entre España y Francia en busca de otras formas de vida más respetuosas con el entorno y las personas que habitamos en él. Según ellos mismos describen, la teoría del decrecimiento en la que nos basamos nos alerta de la imposibilidad de seguir produciendo como hasta ahora en un planeta cuyos recursos son finitos, y estos niveles de consumo nos han conducido a la desaparición de los bosques, a tener ríos y mares contaminados, sistemas de alimentación intoxicados… todo ello alimentado por la especulación financiera y una clase política despreocupada tanto a nivel social como medioambiental. Una de las grandes preguntas que trata de responder es ¿Es posible vivir felices reduciendo drásticamente nuestras necesidades?

cabratiroOtro ejemplo esclarecedor es la serie Y la cabra tiró al monte, que está más centrada en testimonios de personas que decidieron abrazar una vida más coherente y respetuosa con su entorno y «lanzarse al monte». Los capítulos son de unos diez minutos y está montado con bastante mimo, así que resultan muy amenos incluso para urbanitas recelosos. Confieso que muchos de ellos los he visto varias veces, y, al igual que con el documental anterior, el mensaje que transmite resulta totalmente inspirador. Recientemente ha acabado la primera temporada y me pone bastante contento saber que Javier Valdezate, su creador, contempla la posibilidad de continuar con una segunda.

Sende-logo-mala-transparentEl último ejemplo lo descubrí justo ayer a través del blog de Alma Natura. Esta organización sociocultural ya de por sí es una inspiración por su labor de diseñar proyectos para las comunidades rurales, con actividades muy interesantes, pero el post Encontrar la inspiración en el medio rural, que escribe Conce Macias, acaba con una deliciosa macedonia de enlaces que, en mi caso, llega en muy buen momento. Comentaba al principio mi gran polaridad con respecto a mi vocación profesional y mis ideales de vida. Pues me ofrece una recopilación de espacios rurales que van más allá de los clichés de cultivar zanahorias, montar casas rurales o impartir talleres de permacultura. En especial, me ha ofrecido la posibilidad de descubrir Sende, un espacio de coworking y coliving rural perdido en un pueblo de Galicia, que, como mínimo, me apetece visitar.

Esas tres pinceladas podrían ser la cabeza más visible de toda esta vorágine de ideas, aunque, tirando de la manta, el universo de ideas por explorar es casi infinito, y me llena de esperanza comprobar que existen personas y proyectos aquí y allá que comparten mi reivindicación personal de que hay más de una manera de vivir y de pensar.

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