Brotes de zanahoria
Hace varios meses que la convergencia de varias inquietudes me llevó a iniciarme en la aventura de cultivar alimentos. De momento es como lo he llamado: cultivar alimentos, y no agricultura o autosuficiencia (ya me gustaría) como manera de simplificarlo, ya que es simplemente una pequeña aventura de aprendizaje, más que un cambio en el modo de vida, aunque ¡nunca se sabe!
Los pequeños brotes protagonistas de la foto son futuras plantas de zanahoria nantesa (Daucus carota) que, junto con el perejil común (Petroselinum crispum), los puerros (Allium ampeloprasum) y la lechuga cuatro estaciones (Lactuca sativa) completan las especies que he decidido cultivar para esta temporada de otoño. Las plantitas de zanahoria que apenas todavía muestran los cotiledones, apenas tienen un par de días de vida, y casi a continuación, simultáneamente, ha comenzado a nacer el perejil y los primeros brotes de puerros, que los he plantado con mucho retraso y espero que la especial climatología murciana juegue a mi favor.
Y titulo a este pequeño relato «La alegría de cultivar» porque realmente, aparte del valor del aprendizaje y la experimentación, es una actividad que aporta calma, como un omeprazol natural para la mente ulcerosa y siempre apresurada de la vida moderna; porque hace recuperar sensaciones extrañas y reconfortantes de la niñez, como cuando me sorprendo todas las mañanas asomándome a la terraza, a comprobar si han salido ya los primeros brotes, si han crecido nuevas plantas, o si han asomado ya el segundo par de hojas.