Este es un capítulo más de mi relación de amor y odio con el libro electrónico. La historia de lo difícil que es hacer las cosas bien cuando «el dueño de todo» te pone una zancadilla detrás de otra. Después de la última vez que regalé mi dinero a cambio de nada comprando un libro con DRM, hace unos días volví a intentar ser legal, y volví a meter la pata (el hombre es el único animal que… ya lo sé, pero mis intenciones son buenas).
Viene a resultar que un alma caritativa, me prestó un libro en papel, pensando que podría ser de mi agrado, y comencé a leerlo. El libro en cuestión se llama Vagabundo, de Xavi Narro, y es una especie de diario de viaje, de la aventura que le llevó a dejar su trabajo y dar una vuelta al mundo en bici durante quince meses. Su lectura resulta apasionante a cualquiera que le inspiren este tipo de historias, pero desgraciadamente lo que me motiva a escribir este nuevo capítulo no son las bondades del libro (que las tiene) sino mi último encontronazo con el «establishment» del libro electrónico actual.