Escritos para desocupados es uno de los libros más inspiradores que he leído últimamente. Me gusta mucho el estilo de escritura de Vivian Abenshushan, su autora, que convierte un denso ensayo de 300 páginas en un manjar para el cerebro y un exquisito pasatiempo.
Descubrí este libro el pasado mes de agosto a través de Yorokobu, una de mis lecturas online predilectas. El nombre del artículo era revelador: «Mate a su jefe», que parafraseando uno de los capítulos de del libro, presentaba la obra a través de una oportuna e ilustrativa entrevista a su autora.
La buena noticia es que la autora, fiel a sus principios (los cuales admiro) decidió poner el libro en libre descarga en la web Escritos para desocupados (ahora mismo no está online, no sé por qué), y la no tan buena es que el único formato disponible era el PDF preparado para impresión, porque habría sido una gozada poder leerlo en un formato como el epub.
Recordando la definición con la que se describe el propio libro, «Escritos para desocupados es una colección de ensayos breves, vagabundos y heréticos, entregados abiertamente al proselitismo de una nueva forma de vida: la vida ociosa».
Y para reafirmarme en admiración por este libro, apenas me basta recordar uno de sus párrafos más citados:
¿Siente usted que trabaja cada vez más y tiene cada vez menos (tiempo, dinero, deseo, ímpetu)? ¿Cree que sus vacaciones son demasiado cortas o demasiado caras o demasiado aburridas? ¿Ha sentido, al menos una vez en la vida, el deseo de llegar tarde al trabajo o de abandonarlo antes de hora? ¿Es usted un trabajador autónomo (un free lance) y cada mes su vida pende de un hilito? ¿Ha pensado que las horas que tarda en desplazarse al trabajo y en regresar a su casa podría emplearlas en hacer el amor? ¿Aborrece a su patrón? ¿Cuántas veces le ha ocurrido que, incluso estando fuera del trabajo, sólo puede pensar en el trabajo? ¿Sospecha usted que aun si trabajara los domingos nunca tendrá una vivienda propia? ¿Cuántas veces ha deseado estampar en la cabeza de su jefe el recibo de su salario? ¿Desea abandonar su empleo pero teme dar un salto al vacío o quedarse sin jubilación? ¿Se pregunta si tiene remedio todo esto? ¿Qué puede hacer? ¡Pare de sufrir! MATE A SU JEFE: RENUNCIE.
Semejante párrafo puede sonar a apología del desorden y la anarquía, o un llamamiento a la destrucción de la ¿armonía? del sistema que conocemos, pero merece la pena bucear en sus páginas. Me tomé mi tiempo para leerlo, casi haciendo honor al argumentario del propio libro, porque quise reservarle las mejores horas de mi tiempo libre, que hoy día son bastante escasas, y es de los pocos libros que al acabarlos me dejan con ganas de más. No es que leerlo haya supuesto una epifanía personal ni que haya tomado su contenido como nueva doctrina, pero es sin duda una obra que rompe el grueso cristal que muchas veces nos separa de la realidad (sí, la de verdad).