Mi peyote recién nacido

minipeyote

Ese puntito color verde de apenas un par de milímetros es un cactus recién nacido, mi primer cactus nacido desde una semilla. Este feliz acontecimiento no fue algo premeditado sino que ha sido producto del azar y el tiempo. Un día retiré el fruto ya seco con las semillas que produjo la floración de uno de mis Lophophora williamsii (peyote para los amigos) y esparcí sus semillas por la tierra. Fue tan poca la fe con la que hice esa siembra que ni me tomé la molestia de enterrarlas en el sustrato de una maceta nueva, simplemente las tiré encima de la tierra de la planta madre con un «quién sabe» en la cabeza.

No recuerdo cuánto tiempo pasó desde eso, probablemente casi un año, pero el hecho es que la semana pasada, por casualidad, durante el riego, reparo en un pequeño punto verde en la tierra, y ahí estaba, mi primer cactus nacido de semilla, nacido de la casualidad y luchando contra mi ausencia de esperanza.

Y al final todo esto me lleva a pensar que, ciertamente, es inevitable acabar fantaseando con que estas cosas también ocurren en el resto de circunstancias de la vida.

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