La miré ansiosamente; pero su cara, de perfil, era inescrutable: con sus mandíbulas apretadas. Respondí con firmeza:
—Usted piensa como yo.
—¿Y qué es lo que piensa usted?
—No sé, tampoco podría responder a esa pregunta. Mejor podría decirle que usted siente como yo. Usted miraba aquella escena como la habría podido mirar yo en su lugar. No sé que piensa y tampoco sé lo que pienso yo, pero sé que piensa como yo.
—¿Pero entonces usted no piensa sus cuadros?
—Antes los pensaba mucho, los construía como se construye una casa. Pero esa escena no: sentía que debía pintarla así, sin saber bien por qué. Y sigo sin saber. En realidad, no tiene nada que ver con el resto del cuadro y hasta creo que uno de esos idiotas me lo hizo notar. Estoy caminando a tientas, y necesito su ayuda porque sé que siente como yo.
Ernesto Sábato, El túnel (1948).
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No he podido evitar la comparación con otro libro, «Noches blancas»: protagonistas solitarios, introvertidos, metidos en su mundo y enamorados de mujeres imposibles de tener por las que acaban destruyendose. Es el romanticismo trágico de los 4 en el eneagrama.
Pues precisamente «Noches blancas» es el anterior libro que he leído, y estoy de acuerdo en el análisis. Menuda racha, creo que el próximo va a tener que ser alguno de Coelho :D