Para los casos en que un sistema Linux que por la razón más diversa no es capaz de arrancar o se torna profundamente inestable como para poder intentar repararlo desde dentro existe la posibilidad de usar livecd específicos para mantenimiento, como Rescatux, pero yo aprendí a «entrar por la chimenea» manualmente durante los tiempos en que usaba Gentoo, y me gusta seguir haciéndolo así.
Basta con tener un livecd a mano (por ejemplo Knoppix o el instalador de tu distribución favorita). Cuando uso Knoppix, elijo «Shell» durante el arranque, y cuando uso un instalador (el de Debian, por ejemplo), espero a que aparezca el asistente y entonces cambio de terminal con la combinación de teclas Ctrl+Alt+F1. El caso es que el livecd nos proporcione un terminal operativo con al menos los comandos mkdir, mount y chroot.
Es entonces cuando adquiero privilegios de superusuario con el comando su (si no los tengo ya). En general en este tipo de livecd no hay que hacer nada más que introducir el comando y no hay contraseña que teclear.
Todo lo que viene a continuación es una sucesión de comandos para «saltar» del livecd al sistema que tenemos instalado en el PC.
Creamos una carpeta para el punto de montaje, por ejemplo y en adelante, /media/sistema:
# mkdir /media/sistema
Montamos el dispositivo donde se encuentre el sistema. El dispositivo puede ser algo así como /dev/sda1.
# mount /dev/dispositivo /media/sistema
Montamos una serie de carpetas del sistema necesarias.
# mount -t proc none /media/sistema/proc # mount -t sysfs none /media/sistema/sys # mount -o bind /dev /media/sistema/dev # mount -o bind /dev/pts /media/sistema/dev/pts # mount -o bind /tmp /media/sistema/tmp
Y finalmente usamos el comando chroot para «saltar» al nuevo sistema que ya tenemos preparado.
# chroot /media/sistema
A partir de ahí ya podemos operar como si estuviéramos dentro del sistema que hay instalado en el PC, pero con la estabilidad de haber arrancado con un sistema externo.