Poco se puede decir ante algo como ésto. Aunque vivas siete veces menos que yo, sabes que siempre te recordaré como si fueras eterno.
junio 2010
Ésta foto es especial por dos motivos: el primero es porque muestra una buena amiga que he vuelto a ver después de muchos, muchos años y el segundo es que tiene la magia especial de ser la última foto que tiene como soltera sin traje de novia.
Apenas una hora y media después, se convertía en una feliz mujer casada, a la que le deseo sin duda lo mejor que le pueda dar la vida.
Inscribirme en las listas Robinson es una de esas cosas que suelo clasificar como «para hacer un día de éstos» sin una prioridad especial (otra de ellas es apostatar o inscribirme en la donación de órganos post-mortem), pero hoy lo he recordado y he aprovechando diez minutos libres para hacerlo cómodamente a través de la web.
Nadie mejor que ellos para definir qué es y para qué sirve:
El Servicio de Lista Robinson es un servicio de exclusión publicitaria gestionado por la Federación de Comercio Electrónico y Marketing Directo, creado conforme a lo previsto en la normativa sobre Protección de Datos.
Este servicio se enmarca en el ámbito de la publicidad dirigida a nombre de una persona y a una dirección de correo postal, a una dirección de correo electrónico o a un número de teléfono concreto.
Lo cierto es que resulta bastante sencillo. Tan sólo rellenar un formulario con el nombre, el sexo y el DNI y se obtiene una contraseña para comenzar a operar. A partir de ahí se tiene acceso a modificar uno o varios correos electrónicos, el correo postal, las llamadas telefónicas a un fijo y/o un móvil y los SMS/MMS.
También incluye un buscador de empresas adscritas para poder enviarles de forma automatizada una solicitud de cese a las empresas que ya tengan nuestros datos, porque evidentemente este registro no tiene efectividad con las empresas y entidades con las que ya hayamos tenido alguno tipo de contacto. Teóricamente todo este proceso tarda en ser efectivo unos tres meses.