Fue tratando de ayudar a una persona a hacer funcionar Adobe Photoshop en Linux como llegué a esta maravilla del software. Tras desistir de lo «complejo» que era hacerlo funcionar desde Wine, se me ocurrió volver a intentar la virtualización en Linux, dado que tiempo atrás había hecho un primer intento usando Qemu con buen resultado pero pésimo rendimiento.
VirtualBox es una aplicación multiplataforma y con una versión libre disponible de cliente y servidor que además posee una interfaz gráfica muy parecida a la de VMWare desde la que cómodamente se puede crear una imagen virtual y posteriormente instalar un sistema operativo dentro a partir de un CD-ROM físico o bien un archivo de imagen de CD.
La gran diferencia de VirtualBox con respecto a mi primera experiencia con la virtualización no es sólo su agradable interfaz gráfica, sino sobre todo su excepcional rendimiento, que cuesta diferenciar bastante del que se obtiene al ejecutar el sistema operativo de forma nativa. ¡Qué demonios! ¡Juraría que hasta la instalación era más rápida!. Y después de esto sólo me queda enumerar sus particularidades:
– El sistema operativo (en mi caso Windows) accede al hardware a través de VirtualBox, de modo que en principio sólo puede acceder a los recursos que puede ofrecerle. Yo he conseguido de primeras que acceda a la unidad de CD, a la red y al sistema de sonido, pero no a los dispositivos USB ni a particiones del disco duro.
– El archivo de imagen donde se instalará virtualmente el sistema operativo puede ser expandible dinámicamente o de tamaño fijo. También se puede limitar artificialmente la cantidad de memoria (de RAM y de vídeo) que percibirá el sistema operativo huésped.
– Para capturar el puntero y para sacarlo se usa por defecto la tecla control derecha.
Vaya, que con este rendimiento, no merece ni la pena tener una partición para Windows, de hecho incluso es mejor tenerlo virtualizado porque así siempre que se vaya a pique (que todos sabemos que Windows se acabará fastidiando) puedes tener una copia de la imagen virtual para restaurar, y santas pascuas. ¡Y yo rompiéndome la cabeza con Wine para poder ejecutar mis queridísimos juegos Worms y Carmageddon!.
Lo dicho, fácil, rápido y para toda la familia.